Convivencia COTO RÍOS 2013 (II Parte)
2º Día
ENCUENTRO CON LA NATURALEZA
…buscamos el sentido religioso de la naturaleza…
El segundo día, teníamos nuestra cita con la naturaleza, había que encontrarse con ella y con San Francisco de Asís, que es el patrón de la ecología, y lo más importante, a través de ellos, íbamos a encontrarnos con Dios.
El objetivo de esta excursión era: “Mirar a la naturaleza, e identificarnos con ella”.
Cuando una persona va a la naturaleza, puede ver la mano de Dios en ella. Todos aquellos árboles, rocas, plantas, animalillos, el río… no los ha puesto el hombre, ni crecen gracias al hombre, están ahí porqué Dios, nuestro Padre, las ha plantado y las ha cuidado para que el hombre pueda disfrutar de aquel milagro. Por eso que son criaturas de Dios son también nuestros hermanos y San Francisco nos enseño a tratarlos como nuestros hermanos.
“Ayudar a los habitantes del planeta Tierra a aprender a habitar en l mundo y ofrece una nueva pedagogía del “estar en la naturaleza” , además de convivir fraternalmente con los otros”
Por eso, antes de comenzar nuestra ruta por el río Borosa rezamos el cántico de las criaturas, de San Francisco de Asís.
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS.
Altísimo, omnipotente, buen Señor,
Tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, corresponden,
Y ningún hombre es digno de hacer de ti mención.
Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
Especialmente el señor hermano sol, el cual es día, y por el cual nos alumbras.
Y él es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
En el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento,
y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo
Por el cual a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por la hermana agua,
La cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
Por el cual alumbras la noche
Y él es bello y alegre y robusto y fuerte.
Alabado seas, mi señor, por nuestra hermana la madre tierra
La cual nos sustentas y gobierna,
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdona por tu
Amor
Y soportan enfermedad y tribulación.
Bienaventurados aquellos que las soorten en paz
Porque por ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte
Corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
¡A de aquellos que mueran en pecado mortal!:
Bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima
Voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Load y bendecid a mi Señor,
y dadle gracias y servidle con gran humildad.
Después de esta pequeña oración ya estábamos preparados para comenzar nuestro camino, teniendo en nuestra mente una pregunta:
“¿Con qué elemento de la naturaleza nos identificamos?”
A lo largo de nuestra ruta teníamos que descubrirlo.
Por el camino nos encontrábamos con parajes preciosos, en los que cuando nos entraba calor , nos dábamos un chapuzón.
El agua nos daba más fuerza para continuar con nuestra ruta.
Y es que aquella agua pareciera que tuviera algo especial (aparte de fría que estaba). Claro, era obra de Dios y como tal, nos daba fuerzas para no cansarnos y seguir adelante.
En aquellos descansos también había tiempo para la reflexión. Un pequeño momento en el que nos juntamos y en silencio reflexionábamos sobre la pregunta que hicimos al principio.
También nos ayudábamos de la siguiente reflexión:
Alguien dijo encontrar a Dios en la naturaleza. Y yo corrí hacia el mar, cruce campos y senderos, miré en espigas y en flores. Todos hablaban de Dios, de su poder, de su cuidado y enero. Pero no vi a Dios, no estaba allí. Sólo había noticias de Él, rumores y recuerdos.
Silencio
“Pregunta a los sabios de Dios”, otros dijeron. Busqué al místico, al teólogo y al lama; acudí a templos y monasterios. Escuché santas ideas, comentarios, oraciones, sentimientos… Ellos vivían con Dios, pero yo no logré verlo
Silencio
Dios bajó hace ya tiempo; busca en los barrios, en la lucha del hombre por el hombre, sugirieron. “Busca en la selva, en la cárcel, en las chabolas…” Y sólo hallé recuerdos, recuerdos de algo que El dijo, de interpretaciones, de ideas y de sueños. Pero Dios no estaba allí, se fue hace tiempo.
Silencio
Entonces, desencantado, creí que no estaba en ningún sitio, o que estaba demasiado lejos. Y busqué en mi corazón otros asuntos; que siquiera Dios allá en su cielo. Al mirar allí, en mi corazón, sentado entre injusticias y entre miedos, entre dudas, rencores y esperanzas, entre buenos y malos sentimientos, estaba Dios, sentado y esperando. No estaba en la tierra ni en el cielo.
Silencio
Me fui a contárselo a la gente, a gritar mi gran descubrimiento. Y me encontré que Dios estaba en las montañas, en las flores, en los monasterios, en los barrios, en la cárcel, en la iglesia, en la Biblia, en el cine y en los cuentos.
Resultó que Dios estaba en todos sitios cuando lo habías encontrado dentro.
Silencio
Llegó el momento de darse la vuelta y de regresar.
¿Te has identificado con algún elemento de la naturaleza en esta ruta?
¿Has visto a Dios en las plantas, en los árboles centenarios, en el agua, en los animalillos….?
Después de pasar dos días en convivencia con los jóvenes de la parroquia, llegó el momento de las despedidas, de un “hasta luego” de nuestros amigos, con los que hemos compartido todo durante estos días.
Todas las personas son diferentes, y eso es lo mejor, la variedad. Cada uno de nosotros hemos aportado algo, aunque no nos lo parezca, y con eso es con lo que nos debemos de quedar. Con esas pequeños detalles que nos enriquecen de cada persona.
No ha sido un simple fin de semana en la naturaleza, ha sido algo más. Una convivencia con nuestros amigos, con Dios y con la naturaleza.
¡¡¡Gracias Señor por ella!!!