Jesús nos permite volver a la casa del Padre

JESÚS NOS PERMITE VOLVER A LA CASA DEL PADRE

Si Dios ha sufrido y muerto de verdad, entonces no es un dios distante, que está sentado en algún sitio lejano sobre una nube y no tiene ni idea de cómo nos va. Él se ha hecho realmente cercano a nosotros. 

  • YOUCAT Confirmación (V): ¿Por qué tuvo que morir Jesús?

  • YOUCAT 51 – Si Dios lo sabe todo, ¿por qué no impide entonces el mal?
  • YOUCAT 66 – ¿Estaba en el plan de Dios que los hombres sufrieran y murieran?
  • YOUCAT 67 – ¿Qué es el pecado?
  • YOUCAT 68 – ¿Pecado original? ¿Y qué tenemos que ver nosotros con el pecado original de Adán y Eva?
  • YOUCAT 69 – ¿Estamos obligados a pecar por el pecado original?
  • YOUCAT 70 – ¿Cómo nos saca Dios del remolino del mal?

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En la cruz, no fue clavada una persona; ahí murió el amor mismo: el Hijo de Dios hecho hombre.

Se reunió el fanatismo, el odio, la mentira, el falso testimonio, el frío cinismo, los juegos de poder, la brutalidad, la tortura, la cobardía, la apatía, la traición, el silencio… ¿Y qué hizo Jesús? Dejó caer los brazos. No se defendió. Permaneció en silencio ante Pilato. Cargó con la cruz. Permitió que todo el poder del mal cayera sobre él.

Murió para poner un nuevo comienzo al mundo.

Entregó su vida, también por ti y por mí.

¿Y por qué tuvo que morir Jesús? Porqué nadie más podía hacer en su lugar lo que él hizo por nosotros.

Somos parte de un mundo que ha renegado de Dios, que se aleja de Él…En Jesús, Dios se acercó totalmente a nosotros. En la tierra del pecado original. En la miseria de nuestra lejanía de Dios. En la oscuridad de nuestro pecado. En nuestras tristezas, nuestros sufrimientos, nuestros gritos, nuestra desesperación…

Dios no se queda de brazos cruzados viendo como el hombre, por la reacción en cadena del pecado, va destruyéndose a sí mismo y al mundo. ¿Y qué es exactamente lo que hace? Nos envía a Jesucristo, el Salvador y Redentor, que nos arranca del poder del pecado. 

Aquel que nos debía  salvar tenia que ser humano como nosotros, que habíamos cavado la zanja infranqueable del pecado entre nosotros y Dios. Él tenía que ser, por un lado, un verdadero hombre, no un ser intermedio, ni un ángel. Porque Él tenía que representar a la humanidad, que se había alejado de Dios. Tenía que venir uno que fuera “igual que nosotros, menos en el pecado”, una persona libre de pecado que se dirija a Dios, en el que confié, que realice un cambio de rumbo. Su obediencia debía ser como la de Abrahán, que era capaz incluso de sacrificar a su hijo.

La solución de Dios

Ya que nuestra culpa no puede desaparecer fácilmente, solamente hay una solución: alguien tiene que cargarla sobre sí mismo. Y, además, ese alguien no puede cargar con ninguna culpa propia sobre sí. Pues Dios decide encargarse Él mismo de este asunto. Dios (y en especial la segunda persona de la Trinidad, el Hijo) se hace hombre en Jesucristo y toma en sí mismo nuestra culpa en su muerte en cruz. Con su sacrificio estamos de nuevo en la situación de poder volver a Dios.

Input: Nuestra tarea en el plan de Dios

Jesús ha vuelto a abrir el camino hacia Dios de manera que podamos regresar a Él. Pero Él no nos puede obligar a la unión con Dios, porque un amor por obligación no es amor verdadero. Nuestra tarea es, por tanto, responder a la extraordinaria oferta de Dios de decidirnos por Él y amarlo como Él nos ha amado. El primer paso ya lo dieron nuestros padres por nosotros en el Bautismo, en el que Dios nos ha liberado del pecado original. Pero ahora nos toca a nosotros dirigirnos por nosotros mismos hacia Dios y volver siempre hacia Él cuando la fastidiemos. Y tenemos que estar al tanto: Jesús ha abierto el camino, ahora es nuestra tarea ir hacia Dios.