Oración DIA DEL JOVEN EN LA PARROQUIA 2013

Cantamos: No adoréis a nadie

Oración a dos coros

Amigo y Señor nuestro Jesucristo,
¡qué grande eres!
Con tus palabras y tus obras nos has revelado quién es Dios,
Padre tuyo y Padre de todos nosotros, y quién eres Tú: nuestro Salvador.
Nos llamas a estar contigo.

Queremos seguirte adonde vayas.
Te damos gracias por tu
Encarnación;
eres el Hijo Eterno de Dios, pero no
te importó rebajarte y hacerte
hombre.

Te damos gracias por tu Muerte y
Resurrección;
obedeciste la voluntad del Padre
hasta el final
y por eso eres Señor de todos y de
todas las cosas.
Te damos gracias porque en la
Eucaristía te has quedado entre
nosotros;
tu Presencia, tu Sacrificio, tu
Banquete
nos invitan siempre a unirnos a Ti.

Nos llamas a trabajar contigo
Queremos ir adonde Tú nos envíes
a anunciar tu Nombre, a curar en tu
Nombre, a acompañar a nuestros
hermanos
hasta Ti.

Danos tu Espíritu Santo, que nos
ilumine y fortalezca.
La Virgen María, la Madre que nos

diste en la cruz, nos anima siempre
a hacer lo que Tú nos dices.
Tú eres la Vida. ¡Que nuestro
pensamiento, nuestro amor y
nuestro obrar
tengan sus raíces en Ti!Tú eres nuestra Roca. ¡Que la fe en Ti
sea el fundamento sólido de toda
nuestra vida!Te pedimos por el Papa Francisco,
por los Obispos y por todos los jóvenes, hoy reunidos en el Día Joven de la Parroquia.Te pedimos por nuestras familias y
nuestros amigos, y en especial por
los jóvenes que te no han podido participar en este encuentro.Sin título5

Cantamos: Cuánto he esperado este momento

Escuchamos la Palabra de Dios 

Los Primeros  Discípulos (Lc. 5,1-10)

Mientras la multitud se agolpaba alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios, estando él también a la orilla del lago, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.

Subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón, y le rogó que la sacase un poco de tierra. Se sentó y, desde la barca, se puso a enseñar a las multitudes.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

– Sácala adonde haya fondo y echad vuestras redes para pescar.

 

Simón le contestó:

– Jefe, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, fiado en tu palabra, echaré las redes.

Así lo hicieron, y capturaron tal cantidad de peces que reventaban las redes.  Hicieron señas a los socios de la otra barca para que fueran a echarles una mano. Fueron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían.

Al ver esto, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús, diciendo:

– Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.

Es que él y todos los que estaban con él se habían quedado pasmados por la redada de peces que habían cogido, y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón:

– No temas; desde ahora  serás pescador de  hombres.  

Meditación

Silencio

Peticiones

Padrenuestro

Cantamos: hay momentos

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