CATEQUESIS DE CONFIRMACIÓN – Dios hace una Alianza con el pueblo de Israel (tema 12)

Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es único. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Dt 6, 4 – 5)

  • ENTRADA

¿He realizado los compromisos de la semana pasada? ¿Cómo ha sido llevarlos a cabo?

  • VER – Miramos nuestra realidad

Dios hace un a Alianza con el pueblo de Israel ==> Conducidos por Moisés, los israelitas caminaron por el desierto y acamparon junto al monte Sinaí. Ahí se produjo el momento más importante de su historia: Dios estableció con Israel una Alianza y lo hizo su pueblo; les prometió estar siempre en el medio de ellos, protegiéndolos con su amor y la fuerza de su poder.

Monte Sinaí ==> El monte Sinaí o monte Horeb es una montaña situada al sur de la península de Sinaí, al nordeste de Egipto, y es un lugar donde, según la Biblia, Dios entregó a Moisés los 10 mandamientos. Desde la antigüedad ha sido denominado “Jabal Musa” o “Gebel Musa”, nombre árabe que significa “monte Moisés”. Su altura es de 2.285 metros. En esa gran altura Dios construye al pueblo de Israel como un pueblo unido por la fe en Él.

Dios habló a Moisés ==> El Señor lo llamó desde la montaña diciendo:

“Así dirás a la casa de Jacob y esto anunciarás a los Hijos de Israel: “vosotros habéis visto lo que he hecho con los egipcios y como os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí. Ahora, pues, si de veras me obedecéis y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra. Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”

Todo el pueblo, a una, respondió: “Haremos todo cuanto ha dicho el Señor” (Éx 19, 3 – 6, 8)

Dios quería que los miembros de su pueblo actuaran siempre como verdaderos hijos suyos. Por eso, les entregó una ley, unos Mandamientos, para que estos fueron luz en su sendero y alegría en su corazón. Israel acepta la alianza con Dios y se compromete a cumplir fielmente los mandamientos recibidos de su Señor. Esta alianza da origen a un pueblo unido por su fe en el Dios uno y santo; un pueblo que contará, de padres a hijos, las maravillas del amor y del poder de Dios.

(Dt 6, 20 – 24)

40 años por el desierto ==> En su recorrido de 40 años por el desierto, los israelitas no siempre permanecieron fieles a los mandamientos del Señor. Pero Dios, que es paciente y rico en misericordia, una y otra vez, salía al encuentro de su pueblo para convertir sus corazones y atraerlos hacia Él.

Fiel a su palabra, Dios cuidó de su pueblo en todo momento, lo guardó como a la niña de sus ojos, tuvo paciencia con los hijos de Israel, los condujo por el desierto, los alimentó con el maná y los hizo entrar en la tierra que había prometido a Abrahán, Isaac, Jacob y todos sus descendientes.

Decálogo – los 10 mandamientos ==> Decálogo significa las “10 palabras” que recoge la ley dada por Dios al pueblo de Israel en la alianza hecha por medio de Moisés.

El Decálogo presenta los mandamientos del amor a Dios (los 3 primeros) y al prójimo (los otros 7). Por el Decálogo, Dios preparaba al hombre para ser su amigo y tener un solo corazón con su prójimo.

Los Diez Mandamientos nos enseñan el camino para llegar a Dios y, así, ser felices y hacer felices a los demás:

1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.

Serás feliz si pones al Señor en el centro de tu vida. Si, como un niño, te lanzas a sus brazos. Si te pones por encima de las apariencias, el tener, el presumir, el querer ser el primero… Lo más grande de todo Dios. Porque cuando estamos en Él, nos movemos en Él, todo tiene sentido y realmente somos felices.

El amor ocupa tan poco porque quizá lo ocupa todo y no necesita de sucedáneos ruidosos, brillantes o metálicos.

El Dios en zapatillas nos espera, nos abraza, nos ama. Amarás a Dios… sobre todas las cosas, sobre tantas cosas que nunca nos darán la felicidad. Amar, lo más grande, cuando Él acuna nuestros sueños, acaricia nuestras utopías y sencillamente nos abraza.

2º No tomarás el nombre de Dios en vano.

El nombre de Dios es “Abba”, “papaíto”. Es relación de ternura con sus hijos. Abba nos brinda la oportunidad de ser hijos y de convertirnos en hermanos. Abba es abrazo incondicional, sostén en las horas de la dificultad, ternura en lo cotidiano, alegría sin fin. Abba es el nombre de lo más preciado, de lo más sagrado, donde cabemos todos, donde no queda excluido nadie.

Su hermoso Nombre no puede ser utilizado, manejado, manipulado, manchado. Es el Nombre que invita a la Paz, que hace posible la fraternidad universal sin distinciones de ninguna clase, porque cualquier persona queda distinguida con su Nombre.

No usemos su Nombre en vano, para cualquier cosa. Es sagrado, regalo, sacramento, no tiene precio. Pero démoslo a conocer con pasión y con contento. Es la mejor noticia que podemos transmitir.

3º Santificarás las fiestas.

Santificar las fiestas es sumergirnos en la santidad de Dios. Es entrar en el dinamismo de la Familia de Nazaret: de la alegría, la disponibilidad, la escucha, el servicio y la ternura.

Santificar las fiestas es vivir desde la onda de Dios. Impulsar lo cotidiano para que todo nos hable de Dios. Pero para que todo nos hable de Él, hemos de hablar y celebrarlo en familia. El Domingo, las grandes fiestas de los santos, de la familia, los pequeños y grandes acontecimientos son motivo para pasarlo por el corazón y la oración. Santifiquemos las fiestas, la vida… para ser cristianos de corazón y pasión.

4º Honrarás a tu padre y a tu madre.

Honrar, amar a nuestros padres, especialmente en los momentos de enfermedad, limitación, ancianidad, pero también en lo cotidiano, en tantas oportunidades que tenemos de disfrutarlos, quererlos, mostrarles toda nuestra gratitud por todo lo recibido de su amor.


Nuestros padres son nuestras raíces, nuestro origen. Nos recuerdan cómo es Dios: abrazo de padre y de madre. Son fiel reflejo de todo lo desbordante que es el Señor. Son la prueba directa de que el “amor” no es una palabra sino una realidad que puede llevar incluso a dar la vida.

Demos gracias por nuestros padres y cuidémoslos, como regalo precioso que nos regala el Creador y origen único de nuestra familia.

5º No matarás.

No matarás. Cuidarás de la vida. La regarás con amor. Porque nuestra vocación es vivir y hacer que los demás vivan en toda su plenitud. Colaborar con el Creador para que la felicidad se extienda por toda la tierra, como regadera que empapa la planta y le da vigor.


Cuidemos de la vida, de toda vida. De los de cerca, de los de lejos, de los que todavía no están, de los que vendrán, de los que se irán. De las personas, de la naturaleza, del cielo, de la tierra, del mar, de la montaña… Cuidemos la vida. Las azadas están para remover la tierra no para destruir vidas. Que los tanques se transformen en columpios de paz, que la violencia desaparezca para que la vida tenga siempre la última palabra. La vida que Dios quiere. Vida que es regalo, que se regala, que es para dar y compartir. Cuidemos de la vida… Es nuestra principal tarea. Nuestra vocación.

6º No cometerás actos impuros.

Jesús nos limpia con el suavizante de su Amor. Nos regala la blancura de su corazón y nos deja las señales de una vida realmente pura: la de identificarse con las bienaventuranzas, especialmente con la de ser pobres y servir a los pobres.
Jesús nos limpia, nos da la luz para que brillemos como hijos y no como esclavos, dominados por los instintos y, sobre todo, por la colada del propio egoísmo.
Jesús nos limpia para que entremos en el centrifugado de la conversión.
Jesús nos limpia porque necesitamos que Él nos eche una mano nos saque de nuestra manera de mirar, optar y actuar en nuestro entorno, a veces más en clave de interés que de disponibilidad serena para el Reino.
Jesús nos limpia. Cuelga nuestras ropas en el tendedero que está al aire de su Espíritu. Para que todo seque y se identifique con sus planes, que son los que realmente dotan de la auténtica felicidad.
Jesús nos limpia, en positivo. Es la única manera de ser liberados.

7º No robarás.

No robarás, compartirás. No robarás, te sentirás que lo tuyo es de todos y le de todos tuyo. No robarás, construirás una sociedad con valores. No robarás, ni extorsionarás, ni engañarás para favorecer tus propios intereses.
No robarás, porque destrozamos la sociedad y la suerte de los más pobres. No robarás, porque no hace falta montarse una vida de ensueño sin necesidad. Mientras más tenemos, más nos vamos atando a más gastos e historias que están por encima de nuestras posibilidades.
No robarás. Sé honrado. La honradez es una luz en medio de una sociedad oscura, competitiva y en crisis.
No robarás, porque el puzle social se viene abajo con tanta economía negra, tantos queriendo quedarse con lo que es de otros…
No robarás. Sé feliz con lo que tienes. Sorpréndete del regalo de la vida, de las estrellas, del sol, del agua…
No robarás. No lo hagas, así darás ejemplo con tu vida cabal

8º No darás falso testimonio ni mentiras.

Caminemos en la verdad, en el sí que es sí y en el no que es no. Que nuestra palabra tenga palabra, que nuestras afirmaciones concuerden con la realidad y nuestras negaciones no sean contradictorias o erróneas.
Que nunca demos un falso testimonio, sobre todo, cuando puedan salir otras personas perjudicadas. Lo nuestro es mirarnos en el espejo de Jesús que es la Verdad. Que nuestra vida contraste con la suya y, sobre todo, con su Palabra.
No nos dejemos liar por la mentira. Es un enredo que termina mal y que hace sufrir. La Verdad es la que ha de tener la última Palabra. Vivamos desde ella, iluminados por ella, alentados por su fuerza maternal.

9º No consentirás pensamiento ni deseos impuros.

Con alegría y amor, poblarás tu mente y tu corazón de sentimientos nobles y transparentes, de conducta recta y auténtica. No te dejarás tentar por la serpiente que conduce a la muerte, la que hace cambiar los planes de Dios sobre ti, la que te lleva a arrastrarte, quitándote dignidad a ti y destrozando al otro.
Con alegría y amor, poblarás tu cabeza de todo lo bueno que hace feliz a los demás y que te hará feliz a ti. Con alegría en el corazón, vivirás el gozo de la plenitud en lo sencillo, cotidiano, en lo familiar, en los pequeños milagros del día a día.
Con alegría y amor, la muerte no tendrá la última palabra en ti. Despedirás a la serpiente símbolo del tentador y serás libre para darte de verdad a los otros.
Con alegría y amor, cabeza y corazón, los dos a un mismo son: el de la música de las bienaventuranzas, música de Dios.

10º No codiciarás los bienes ajenos.

Da gracias por lo que eres, por lo que tienes, por lo que ha logrado el vecino. Y no codicies, porque la codicia te priva de disfrutar lo que te rodea, marchita los sentimientos y echa a volar lo mejor de ti.

No acumules por acumular, por ser más, por creerte más seguro teniendo. Contempla las flores del campo, los pájaros y no caigas en la tentación de exhibirte con muchas cosas. La seguridad, el equilibrio, lo da la interioridad, una vida cimentada en valores, de la que brota continuamente la alabanza y la gratitud.

  • JUZGAR – ¿Qué nos dice Jesús?

==> Maestro, ¿Qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?

El Decálogo muestra al pueblo elegido, y a cada uno en particular el camino de una vida liberada de la esclavitud del pecado. Fiel a la escritura, siguiendo el ejemplo y la enseñanza de Jesús, la Iglesia ha reconocido en el Decálogo el camino de vida y felicidad que los cristianos están llamados a recorrer con al ayuda del Espíritu Santo.

Un joven hace esta pregunta a Jesús. Él le responde:

“Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos”. después añade: “Ven y sígueme”.

Seguir a Jesús implica cumplir la Ley, es decir, los mandamientos dados a Israel, que él no ha venido a abolir. Jesús interpreta la Ley y la vive a la luz del doble y único Mandamiento de la caridad, que es su plenitud:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. “

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”

En estos dos mandamientos se sostiene toda la Ley y los Profetas. El Evangelio resume toda la Ley cuando nos comunica estos dos preceptos. Jesús lo realiza perfectamente en su vida, su palabra, y su conducta, dándole su pleno significado y probando que continúan teniendo todo su valor.

==> Con los diez mandamientos Dios nos da un camino para vivir

Cuando una persona que nos quiere de verdad nos dice “Haz esto” o “No hagas aquello”, sus palabras son como una luz que nos orienta en la oscuridad, como una enseñanza que nos ayuda a crecer y a vivir felices. Los que nos hablan así, desean que crezcamos felices y que sepamos encontrar el camino para conseguirlo.

Con el Decálogo, Dios habla al pueblo de Israel y le indica el camino para crecer, ser feliz y vivir unido. Hoy, los Diez Mandamientos son también para nosotros camino de vida y de felicidad. Sus exigencias corresponden a las inclinaciones más profundas, justas y nobles de cada persona en su relación con Dios y con los hermanos. Algunos te dirán que es muy difícil observar los mandamientos, pero el cristiano sabe que es posible cumplir el Decálogo. Cristo, sin el cual nada podemos hacer, nos fortalece con el don del Espíritu Santo y la Gracias.

==> Como habla un hombre con un amigo

La Biblia nos cuenta que Moisés hablaba con Dios cara a cara, como habla un hombre con un amigo. (Éx 33, 11) Por esta amistad con Dios, él es modelo para la oración. Es un hombre movido por dos amores inseparables, el amor a Dios y el amor a los hermanos, que siempre tienen que estar presentes al orar. Moisés suplicó al Señor, su Dios “¿Por qué, Señor, se va a enceder tu ira contra tu cuerpo, que tu sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta?”. ¿Por qué han de decir los egipcios: ” Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra?”

Aleja al incendio de tu irá, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel/Jacob a quiénes juraste por ti mismo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre.” Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo. (Éx 32, 11-14)

Como la oración de Moisés, la nuestra siempre debería ser una muestra de amor y confianza en Dios, nuestro amigo, y un momento para acordarnos y pedir por las necesidades de nuestra familia y amigos, y la de todos los hombres, especialmente de los que más sufren o menos cuentan.

  • ACTUAR – ¿Qué podemos hacer?

¿Qué puedo hacer esta semana para seguir amando a Dios con todo mi corazón? ¿Qué puedo hacer esta semana para hacer realizad el mandamiento de amar al prójimo como a mí mismo?

¿Qué podemos hacer para que las personas del barrio se enteren también de esto que hemos trabajado hoy? ¿Cómo podemos transmitir al pueblo la Ley de Dios?

  • ORA – ¡Cuéntaselo a Jesús!

Quizziz Tema 12: Dios hace una Alianza con el pueblo de Israel