DOMINGO 5º DE CUARESMA
(Ciclo B)

EVANGELIO (Jn 12,20-23)

En aquel tiempo, entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
«Señor, queremos ver a Jesús».

Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.

Jesús les contestó:
«Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.

Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre».

Entonces vino una voz del cielo:
«Lo he glorificado y volveré a glorificarlo».

La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.

Jesús tomó la palabra y dijo:
«Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».

Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.

Meditación:
Es la hora de amor, es la hora de nuestra salvación. Pero si el grano de trigo no muere queda infecundo. La gloria del Padre pasa por la muerte de Hijo. Tal vez nunca lo podamos entender, solo consentir, acoger sobrecogidos esta verdad. Y no es momento para sopesar nuestra capacidad de vivir muriendo por amor… ese milagro solo pueden percibirlo los otros. Ahora has de preguntarte si de verdad quieres servir y seguir a Jesús. Si la respuesta es un sí, no te apoyes en la fuerza de tu decisión porque seguir al Señor nos sobrepasa, mira al que ha de ser levantado sobre la tierra y pídele que nunca deje de atraerte a su corazón traspasado, sobre todo, cuando pases por momentos de angustia y oscuridad, como le ocurrió a tu Maestro.

Oración:
Que nunca deje tu corazón de atraerme, Señor mío.

Acción:
En tus momentos de angustia, ora al Señor.