CONVIVENCIA CUARESMAL 2016: Parábola del Buen Samaritano
PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO
Introducción antes de leer la parábola:
Cerremos los ojos y sintamos con el corazón.
Es la hora del recreo y los niños salen a jugar al patio; todos los días, un niño se queda solo en un rincón porque nadie juega con él, porque es nuevo en el colegio y no conoce nuestro idioma.
Planteamiento de la cuestión:
Ante esta situación, ¡tú! ¿Qué harías?, ¿qué no harías?
Vemos el vídeo:
Lectura de la parábola:
(Vamos a leer la parábola dos veces, en la primera lectura se les pedirá que cierren los ojos, una vez terminada la lectura, cada uno leerá de nuevo la parábola y subrayara aquella palabra, frase… que les haya hecho sentir algo) (O podemos dejarla en una)
“El buen samaritano” (Lc 10, 25 – 37)
25 En esto se levantó un maestro de la Ley, y le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»
26 Jesús le dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?»
27 El hombre respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
28 Jesús le dijo: “has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida.»
29 Pero el maestro de la ley queriendo justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
30 Respondió Jesús diciendo: “Bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a
Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas,
lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
31 Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; y al verlo, dio un rodeo y pasó de largo.
32 Y lo mismo hizo un levita que llegó a ese lugar: al verlo, dio un rodeo y pasó de
largo.
33 Pero un samaritano que iba de viaje por aquel camino llegó a donde estaba él, al verlo, se compadeció,
34 Y acercándose le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y montándolo en su propia cabalgadura lo llevó a una posada y lo cuido.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios se los dio al posadero diciéndole:
“Cuida de él, y lo que gastes de más, yo te lo pagaré a mi vuelta.»
36 Jesús entonces le preguntó: ¿cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?
37 El maestro de la Ley contestó: “El que practicó la misericordia con él”. Y Jesús
le dijo: «Anda y haz tú lo mismo.»
Descubrimos los personajes:
Maestro de la Ley. ¿Qué preguntas hace?, ¿Cómo le responde Jesús?
Bandidos: ¿Qué hacen? ¿Cómo actúan?
Sacerdote: ¿Qué hacen? ¿Cómo actúa? ¿Qué te llama la atención de su forma de actuar?
Levita: ¿Qué hacen? ¿Cómo actúa? ¿Qué te llama la atención de su forma de actuar?
Samaritano: ¿Qué hacen? ¿Cómo actúa? ¿Qué te llama la atención de su forma de actuar?
Posadero
Jesús
Nos acercamos a la parábola, la vivimos:
– ¿Por qué crees que actuaron como lo hicieron los personajes? Vivencia personal de la parábola:
– Vuelve a la historia del principio.
– ¿Conoces ejemplos de personas actuales que actúen en su vida como el
samaritano?
– ¿Conoces a alguien cercano a ti, que ayude a los demás?
– Imagínate que estás en el patio y los compañeros empiezan una pelea,…siguen
peleándose mientras los profesores están muy lejos, al final del patio…¿qué
harías tú? ¿Te ha pasado alguna vez algo parecido? ¿Recibiste ayuda?
Otra mirada:
– Escoge un personaje de la parábola, ponte en su lugar y escribe como te sientes
en esa situación.
Conclusión:
“Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40)
La parábola nos hace descubrir quiénes son los preferidos de Jesús y cómo
deben comportarse sus discípulos. Como dice el Papa en su Mensaje, los
misioneros escogen “seguir a Cristo en esta preferencia suya, no ideológicamente, sino como Él, identificándose con los pobres, viviendo como ellos en la precariedad de la vida cotidiana y en la renuncia de todo poder, para convertirse en hermanos y hermanas de los últimos, llevándoles el testimonio de la alegría del Evangelio y la expresión de la caridad de Dios”.