COMO VASIJA DE BARRO

Como vasija de barro, sí, Señor, es verdad, y Tú sabes que me duele,
y lo frágil que me siento, y lo pobre…
Pero hoy, ¡alegría, Señor!
he descubierto, y te doy gracias, que es verdad que soy de barro pero que soy también vasija.
Y he soñado, Señor, que Tú eras el mar, y yo en la playa, y, al subir de la marea,
el agua me llenaba,
y me cubría, y rebosaba.
¡Ay, Señor! ¡No sabe su ser la vasija mientras no la llena el agua!
¡Qué le importa ser de barro!
¡Si es vasija! ¡Y dejarse llenar!
¡Y dejarse rebosar!
y así, ¡ser fuente! y así, ¡ser mar!
¡Qué hermoso es ser vasija aunque esta sea de barro!
Otro sueño he soñado, gracias, Señor, que Tú eras aguador, y que yo era tu vasija, tu vasija de barro,
pobre y frágil, es verdad, pero bella
y me llevabas de la mano, y me tratabas con cariño, y me cuidabas con cuidado, porque yo era tu vasija, y me mostrabas con orgullo
a todo el mundo, y me querías,
y te hacía compañía, y además, mi Dios,
¡qué sería un aguador sin su vasija de barro!
Gracias, Señor, por haber soñado, gracias te doy por ser vasija,
gracias por ser de barro.