Pregunta YOUCAT 70: ¿Cómo nos saca Dios del remolino del mal?
¿DE QUÉ ME SALVA JESÚS?
“Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti”
(San Agustín)
Esta representación nos muestra el drama de la historia humana. Hemos sido creados por Dios, que nos lo ha dado todo. Pero, un buen día somos seducidos por otras voces y lo abandonamos. Pecamos.
Estos personajes que se interponen entre el Creador y la criatura nos prometen felicidad, pero en realidad nos han engañado y solo nos dan muerte.
Hasta que… en el momento de máxima desesperación, recordamos de dónde venimos y nos lanzamos a buscar de nuevo a Aquél que nos ha dado la vida.
Entonces, Dios sale a salvarnos de todo aquello que nos impide ser felices, venciendo al pecado, limpiándonos para comenzar de nuevo el camino con Él…
¿Te sientes identificado con esta historia? ¿Por qué?
Sin Jesucristo, ¿tu vida sería más o menos feliz?
¿A ti Jesucristo te ha salvado?
Algunas respuestas…
“El hombre es bueno por naturaleza” Rousseau, pensador francés
“En el pecado va la penitencia” Dicho popular
“He cometido el peor pecado que se puede cometer, no ser feliz” José Luis Borges, escritor argentino.
…meditemos con estos textos bíblicos…
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida” (Juan 6,54-55)
“El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él” (Juan 14,23).
El YouCat responde…
Dios no se limita a contemplar cómo el hombre se destruye cada vez más a sí mismo y a la creación a través de la reacción en cadena del pecado. Nos envía a Jesucristo, el Salvador y Redentor, que nos arranca del poder del pecado. [410-412,420-421]
«Nadie me puede ayudar»: esta formulación de la experiencia humana ya no es válida. Llegue a donde llegue el hombre a través de sus pecados, hasta allí ha enviado Dios Padre a su Hijo. La consecuencia del pecado es la muerte (cf. Rom 6,23). La consecuencia del pecado es sin embargo también la maravillosa solidaridad de Dios, que nos envía a Jesús como amigo y salvador. Por eso al pecado original se le llamatambién felix culpa: «Oh feliz culpa que mereció tal redentor» (liturgia de la Vigilia Pascual).